Y qué jodido es echar de menos, ¿eh?

De repente llega alguien a tu vida, la cambia por completo. Tanto, que llega un punto en que si no la tienes, no tienes nada. Pero vaya, qué bonito parece todo cuando lo tienes entre las manos. Todo parece infinito, crees que no lo perderás nunca. Y así nos va. Alimentando al olvido con lágrimas desde hace mucho. Ninguno de nosotros valoramos nada, ni a nadie...hasta que lo tienes lejos. Y con lejos me refiero a kilómetros, que puede parecer fácil, pero no lo es para nada. Te echo de menos ¿sabes? Y aunque sé que es lo más difícil que voy a hacer en la vida, aguantaré. Por ti, por mí, porque te quiero, porque nada de esto volvería a ser igual. Y aquí es donde entra en juego el miedo. Sé que no somos dueños de nadie, pero de verdad que me gustaría, y sí, en cuanto a tenerte soy una puta egoísta, pero qué le voy a hacer, te quiero sólo para mí. Y esa impotencia de no controlar nada, de ver cómo se te va de las manos porque no puedes pasar las horas junto a esa persona, es jodidamente enfermizo. Creo que si no te veo pronto, voy a enloquecer.